Como toda persona al frente del Estado, tiene Usted a su alrededor a hombres y mujeres de distintas condiciones morales e intelectuales. Usted sabe que el poder concita variadas clases de personas así como ambiciones de diferente naturaleza; algunas buscan con ahínco que Laura Chinchilla salga bien librada, que su esfuerzo y su inteligencia apunten sin dobleces a la defensa de la Patria, a la completa eliminación de la pobreza degradante, al bienestar de las grandes mayorías que viven del trabajo diario y a la preservación y mejoramiento del patrimonio natural del pequeño espacio geográfico donde vivimos, porque sólo una Patria tenemos y si cometemos el error de perderla o entregarla, nadie nos dará una nueva. Otras personas están allí, en su entorno, para servirse, sin importarles para nada lo que le ocurra a Usted, a su Gobierno y mucho menos a nuestro pueblo.
Partidario o adversario, no creo que exista un solo costarricense que no desee un gobierno suyo al servicio del bienestar y la justicia. No existe nadie que mire con indiferencia los descalabros sociales que pueden sobrevenir si su gobierno comete el incalificable error de darles la espalda a los que sólo buscan defender lo que tenemos, sin esperar nada a cambio, si usted insistiera en reiterar las políticas que tanto daño le han hecho a países como el nuestro. Es de sobra evidente que a Usted le marcaron una ruta que no le conviene ni a Usted, como la figura más destacada del Estado, ni tampoco al pueblo de Costa Rica. Pero la codicia o la maledicencia ajenas no tienen, necesariamente, que sobreponerse a su voluntad de construir un auténtico proyecto de unidad nacional, en el que nuestro pueblo se convierta en el protagonista fundamental.
Por lo apremiante del asunto, deseo ahora referirme al tema de las exploraciones y explotaciones petroleras, que golpean con insistencia y apremio, las puertas de nuestra casa. No pretendo ilustrarla sobre lo que Usted sabe de sobra: decir petróleo, es mencionar el pilar fundamental de los intereses económicos y geo estratégicos de las grandes potencias del mundo desarrollado. Algunas investigaciones indican que al inicio del nuevo milenio, quedaba aproximadamente 1 billón de barriles de crudo con posibilidades de ser extraído. Al ritmo actual, difícilmente sobrepasaremos la década de los cuarenta, cuando no habrá más petróleo.
Todos sabemos que las compañías petroleras son, literalmente, capaces de todo. Su historia, junto a los fabricantes de armamentos, está llena de las acciones más sórdidas y ruines que podamos imaginar. Han promovido guerras, invasiones recientes, con un saldo de centenares de miles de muertos, migraciones forzosas, sin dejar de lado métodos más "blandos" como sobornar Presidentes y Ministros. La bibliografía de esos latrocinios es muy extensa. Desde el viejo libro de Harvey OConnor, hasta la archiconocida obra de Simpson, "Las Siete Hermanas", reseñan los métodos con que han aplastado y sometido a poblaciones enteras, controlado países o doblegado medios de comunicación. Nada es nuevo; son sus prácticas frecuentes y a la vista de todos. Y nada es antiguo, si tomamos en cuenta que hace apenas 150 años un viejo medio loco, el coronel Edwin Drake, perforó en Titusville, Pennsylvania, el primer pozo petrolero de la historia. De modo que innumerables golpes de Estado como el de Mossadeg en Iran, asesinatos selectivos como el de Enrico Mattei en Italia o invasiones y genocidios recientes como el de Irak, son hitos que muestran su absoluta carencia de escrúpulos.
En días recientes, destacados intelectuales y profesionales de distintas vertientes ideológicas como el Dr. Freddy Pacheco y el Dr. Jorge Guardia, pusieron en evidencia la extraña y desventurada decisión del señor René Castro, de eliminar subrepticiamente, es decir, a escondidas, es decir, de manera sospechosa e inusual, el artículo tercero de la Ley de Hidrocarburos, que exigía la presentación de los Estudios de Impacto Ambiental a las empresas petroleras. Don Jorge Guardia reta de frente a René Castro y le dice que si no quiere levantar las enormes sospechas que despierta su proceder y el del Presidente de turno, José María Figueres, que ponga a las órdenes de la ciudadanía, todas sus cuentas. En este caso, Señora Presidenta, correría usted el riesgo de alcahuetear una coima, si René Castro la confirmara, en una rigurosa relación de causa-efecto, en el momento en que como Ministro firmara los contratos petroleros, sin exigir el correspondiente Estudio de Impacto Ambiental.
Me tomo ahora la libertad, respetada Señora Presidenta, de transcribir un hermoso Decreto Presidencial, aún vigente, que demuestra hasta qué punto pueden los gobernantes o los políticos de turno, decir una cosa y hacer otra, exaltar el valor de la naturaleza y a la vez, propiciar su implacable destrucción. Porque nadie, absolutamente nadie, fuera de Costa Rica y sin la información apropiada, podría imaginar que la firma que endosa este documento, es la misma que aparece en el decreto que declarara a "Crucitas" de interés nacional y que nombrara en el Minae, a otro activísimo promotor de las exploraciones petroleras. Dice así el mencionado decreto en los pocos párrafos que destaco:
Día a día somos testigos de la degradación alarmante que sufre el Planeta por problemas como el calentamiento global, la desaparición y degradación de los bosques y de la biodiversidad, la explotación irracional y suicida de los recursos marinos, el deterioro de los suelos y la acumulación de fuentes tóxicas y contaminantes en todos sus elementos. (El subrayado es nuestro)
Costa Rica, junto con todos los otros países del mundo, es parte interdependiente de este único ecosistema planetario… Costa Rica ha venido enrumbándose hacia la adopción de un modelo de desarrollo que sea ecológica, social y económicamente sostenible…
Costa Rica…tiene la autoridad moral para asumir un liderazgo activo a nivel internacional… El Gobierno ha decidido lanzar un movimiento mundial para declararle la paz activa y perpetua a la naturaleza… por eso es una prioridad del Gobierno la defensa de la naturaleza y el ambiente como un eje central de la política costarricense… Es una prioridad de este Gobierno volver a situar a Costa Rica como una potencia moral en el ámbito internacional.
Se declara de interés público la Iniciativa “Paz con la Naturaleza”
Oscar Arias Sánchez
Diciembre del dos mil seis.
Obviamente, Señora Presidenta, mientras este decreto esté vigente usted está obligada a cumplirlo, junto al resto de los funcionarios de su gobierno a quienes el decreto incluye taxativamente en las líneas finales que no transcribo por razones de espacio.
Finalmente le deseo, de todo corazón, el mayor de los éxitos en el cumplimiento de ese deber insoslayable que constituye la defensa de la Patria.
Curridabat, 2 agosto de 2011
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