Es lamentable que el pueblo no reclame contra la injerencia política en las decisiones de jueces
Luis Fernando Fernández H.
Tesorero, Asociación Costarricense de la Judicatura
12:00 a.m.
24/11/2011
“¿Puede la paz, buena voluntad y la confianza basarse
en la sumisión a hacer el mal, respaldado por la fuerza? Desde los
albores de la era cristiana, una cierta manera de vida se ha ido
formando lentamente entre los pueblos occidentales, y ciertas normas de
conducta y gobierno han llegado a ser valoradas.
”Después de muchas miserias y confusión prolongadas,
se erigió como una verdad insoslayable la concepción del derecho de la
persona, su derecho a ser consultada en el Gobierno de su país, su
derecho a invocar la ley, incluso contra el propio Estado.
”La
independencia de los tribunales de Justicia se creó para afirmar y
reforzar esta costumbre que costó ganar. Así se aseguró en todo el mundo
por las lecciones estrictas de la Revolución, lo que Kipling llamó,
‘Abandonar el permiso para que ninguno pueda vivir más allá de la ley’.
Ahora bien, en esto reside todo lo que hace preciosa la existencia para
el hombre, y todo lo que le confiere el honor y la salud al Estado.”
Esta
frase la dijo Winston Churchill, en 1938, en su discurso La defensa de
la libertad y la paz para impulsar al pueblo estadounidense a enfrentar
la debacle que se presentaba en Europa en la Segunda Guerra Mundial.
La
independencia de criterio de los jueces y juezas para decidir en los
casos sometidos en su contra aparece por primera vez escrita de esa
forma en la Carta Universal de los Derechos Humanos.
Ante
el genocidio sufrido en el pueblo europeo, los Estados se dieron cuenta
del gran valor de esta independencia, dado que muchas de las personas
que fueron masacradas en los campos de concentración llegaron ahí por
decisiones emitidas por tribunales, títeres del poder policial.
Tribunales temerosos de no emitir las decisiones que, de acuerdo con la
política de seguridad nacional de un régimen autoritario como el de
Hitler, pusieran en riesgo la seguridad nacional pregonada.
En
la Alemania antes de la llegada al poder por los nazis, el sistema
judicial estaba impregnado por la ideología nazi, a tal punto que los
jueces y fiscales eran un baluarte del nuevo Estado sin necesitar mucha
presión. En las primeras semanas del régimen, en 1933, la Asociación
Alemana de Jueces publicó un juramento macabro que rezaba: “Juramos por
el Dios eterno, juramos por el espíritu de nuestros muertos, juramos por
todas las víctimas de una justicia antinacional, juramos por el alma
del pueblo alemán que seguiremos a nuestro Fuhrer (líder) en su camino
como juristas alemanes, hasta el fin de nuestros días”.
Apatía ciudadana. Es
lamentable que no sea el pueblo mismo quien reclame contra la
injerencia ilegítima, disfrazada de legal, en las decisiones de jueces y
juezas de Costa Rica. En este momento, histórico y desde dentro de la
casa de la justicia, la Corte Plena se ha prestado para sancionar a una
jueza por su independencia de criterio. La decisión de la jueza Jiménez
tiene respaldo en el sistema legal costarricense y se le suspende en el
ejercicio de su cargo.
En este instante, donde otras
amenazas más publicitadas se ciernen contra el Poder Judicial; el
régimen democrático presenta signos de haber sido trastocado, en su más
esencial forma y en su imagen por fuerzas externas y lo peor por fuerzas
internas del Poder Judicial.
Este día le
corresponde a la Asociación Costarricense de la Judicatura hacer un
llamado vehemente no solo por la independencia de criterio de los
Tribunales, sino por la preservación del sistema republicano y
democrático de Costa Rica. No por Costa Rica, sino por las personas de
carne y hueso que habitamos este país, de una diversidad de culturas y
estilos de vida.
Debemos reformar el sistema de
elección de magistrados, derogar el artículo 199 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial y reformular todo el sistema del régimen disciplinario de
los jueces y las juezas que refuercen la gran conquista de la
independencia judicial, para controlar sin afectar ese baluarte de la
democracia.
Las luces se están apagando.
Las luces se están apagando.
Fuente: Nacion.com.
No hay comentarios:
Publicar un comentario