22 de noviembre de 2011

Miradas: El infinito cinismo de una empresa


Nora Garita


La filtración del borrador de la sentencia de Casación de la Sala I de la Corte Suprema de Justicia a partes involucradas refleja una vez más el cinismo con el que se ha actuado por parte de una empresa. El asunto es serio. Así como un derrame de agua con cianuro podría llegar al río San Juan y matar toda vida posible, la filtración de información contamina la institucionalidad costarricense y daña la calidad democrática.


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Ha habido una cadena de prácticas detestables, que solo pueden ser calificadas de cinismo. Recordemos algunas.

Ante la imposibilidad legal de destruir el bosque, porque este país ha valorado su riqueza natural e hizo leyes protectoras, se declaró la destrucción ¡de interés nacional! Eso es, mentir con desvergüenza.
La empresa pidió ante Setena permisos de explotación de 30 metros de profundidad, pero luego, ¡vaya detalle! resultó que eran perforaciones de 70 metros. La pequeña alteración ocultaba, obviamente, mayores probabilidades de contaminar los mantos acuíferos subterráneos. Pequeño olvido que nada más ponía un velo para impedirnos mirar el riesgo de aguas contaminadas de cianuro.
Luego nos lanzan una campaña publicitaria cuyo costo se podría estimar en unos ciento cuarenta millones de colones. Entre otras afirmaciones, se decía: "La naturaleza va a ser la gran ganadora". En palabras de diccionario, eso se llama “obscenidad descarada”.
Otra práctica vituperable, pues solo pretende silenciar la dignidad, ha sido la de entablar demandas por parte de la empresa, contra científicos y activistas que solo han afirmado verdades en defensa de la vida. Con miedo e intimidación pretenden silenciar el conocimiento.

En plena discusión nacional sobre la reforma tributaria, ¿será cierto que esa empresa pagaría un 2% de impuesto sobre las ganancias? Sería algo imposible de creer, pues en países como Chile, toda empresa minera paga el 40% de impuestos sobre la ganancia. Esto no puedo creerlo, ¿es verdad o es mentira?
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La sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo dio prueba de que estamos en un país donde rige el Estado Social y Democrático de Derecho, con independencia del Poder Judicial. Dicho falló anuló la concesión minera a favor de Industrias Infinito, señalando fraudes y que incluso podría haber existido una "orquestación de voluntades" para que Crucitas entrara a funcionar fuera como fuera. Hoy, con el mayor de los cinismos, se intenta objetar la participación de ciertos magistrados en la sentencia de Casación, atentando contra la independencia del Poder Judicial. El filtro de información a partes interesadas es grave, es indignante. Es una de las tantas prácticas descaradas, movidas por la infinita sed de oro. Pero nuestra democracia vale más que unas onzas de oro. Y la vida en el planeta no es negociable. Esta mañana, en la Plaza de la cultura, un grupo de personas hará una marcha en defensa de la institucionalidad democrática. ¿Nos unimos?

Fuente: Diario Extra.


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